Dios Resucitara Tus Suenos
Dios resucitará tus sueños. Tu milagro puede suceder aún después de la muerte.
2 Reyes 13:21 dice: “Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies.”
Tenemos que aprender a orar con una fe reactiva, no solamente oración preventiva. En Ezequiel 37:3–10, Dios le pregunta al profeta: “¿Vivirán estos huesos?” y luego le manda a profetizar. Mientras profetizaba, hubo un ruido y un temblor; los huesos se juntaron, se formaron tendones, carne, y piel, y luego entró el espíritu y vivieron, poniéndose sobre sus pies como un gran ejército. La fe reactiva obedece a Dios incluso cuando las cosas ya parecen muertas.
No permitas que las voces equivocadas debiliten tu fe. En Juan 11:37, algunos decían: “¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?” Incluso Marta y María dijeron por separado: “Si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.” Jesús les responde en Juan 11:40: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” El problema no era la muerte, sino la incredulidad de los que lo rodeaban.
Todo lo que está muerto resucitará. Jesús le dijo a Marta en Juan 11:23–26: “Tu hermano resucitará… Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”
Todo obstáculo que impide la resurrección tiene que ser removido. Jesús dijo: “Quitad la piedra.” Aunque Marta dudaba por el estado del cuerpo, Jesús insistió: si crees, verás la gloria de Dios. El plan de Dios no es solamente sanar; también es resucitar. El mayor obstáculo en Betania no fue la muerte, sino la incredulidad. Jesús estaba rodeado de gente incrédula que no entendía lo que Él estaba por hacer.
Isaías 43:19 dice: “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Lo que Dios hará contigo no tiene nada que ver con lo que diga la gente. Aunque estés rodeado de personas que no creen, Dios resucitará tus sueños y deseos. Salmos 34:5 dice: “Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.”