Señor Quiero mi Herencia

Aug 18, 2024    Pastor Benjamin Trevino

Josué 14:6-15 Nueva Traducción Viviente (NTV) 6 Una delegación de la tribu de Judá, dirigida por Caleb, hijo de Jefone, el cenezeo, se presentó ante Josué, quien estaba en Gilgal. Caleb le dijo a Josué: Recuerda lo que el Señor le dijo a Moisés, hombre de Dios, acerca de ti y de mí cuando estábamos en Cades-barnea. 7 Yo tenía cuarenta años cuando Moisés, siervo del Señor, me envió desde Cades-barnea a que explorara la tierra de Canaán. Regresé y di un informe objetivo de lo que vi, 8 pero los hermanos que me acompañaron asustaron tanto al pueblo que nadie quería entrar en la Tierra Prometida. Por mi parte, seguí al Señor mi Dios con todo mi corazón. 9 Así que, ese día, Moisés me prometió solemnemente: “La tierra de Canaán, por donde recién caminaste, será tu porción de tierra y la de tus descendientes para siempre, porque seguiste al Señor mi Dios con todo tu corazón”. 10 Ahora, como puedes ver, en todos estos cuarenta y cinco años desde que Moisés hizo esa promesa, el Señor me ha mantenido con vida y buena salud tal como lo prometió, incluso mientras Israel andaba vagando por el desierto. Ahora tengo ochenta y cinco años. 11 Estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés me envió a esa travesía y aún puedo andar y pelear tan bien como lo hacía entonces. 12 Así que dame la zona montañosa que el Señor me prometió. Tú recordarás que, mientras explorábamos, encontramos allí a los descendientes de Anac, que vivían en grandes ciudades amuralladas. Pero si el Señor está conmigo, yo los expulsaré de la tierra, tal como el Señor dijo. 13 Entonces Josué bendijo a Caleb, hijo de Jefone, y le dio Hebrón como su asignación de tierra. 14 Hebrón todavía pertenece a los descendientes de Caleb, hijo de Jefone, el cenezeo, porque él siguió al Señor, Dios de Israel, con todo su corazón. 15 (Antiguamente Hebrón se llamaba Quiriat-arba. Llevaba el nombre de Arba, un gran héroe de los descendientes de Anac). Y la tierra descansó de la guerra.

Salmos 2:8 Nueva Traducción Viviente (NTV) 8 Tan solo pídelo, y te daré como herencia las naciones, toda la tierra como posesión tuya.

 

Introducción:

1.    Caleb, un nombre que significa “audaz, atrevido”.

2.    Caleb es identificado como el “hijo de Jefone el quenezeo” para distinguirlo de otros que tenían el mismo nombre

3.    Caleb no era un israelita por nacimiento. Los quenezeos eran una tribu pequeña que habitaba en la región donde estuvieron los israelitas como esclavos de los egipcios. Probablemente cuando Moisés guio la salida de Israel de la tierra de Egipto, Caleb y su familia se unieron a Israel.

4.    Caleb tuvo un hijo que se llamó Hur. Este muchacho fue como su padre, un valiente guerrero y fiel ayudante de Moisés y de Josué. Fue Hur uno de los que sostuvo las manos de Moisés mientras su padre, Josué, libraba una dura batalla contra los madianitas.

 

 

 

    I.        Quién era Caleb, el hombre que deseaba conquistar una montaña.

 

1.    Caleb era un hombre de integridad. Seis veces en las narraciones donde aparece Caleb se nos dice que era un hombre que seguía al Señor con integridad.

 

(1) Esto significa que había decidido hacer del Dios de Israel el Dueño y Señor de su vida. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor.

(2) También significa que su mente y corazón no estaban divididos entre dos o más intereses. Había una razón para vivir: agradar al Señor.

 

2.    Caleb era un hombre agradecido. En este relato nos dice que, aunque tenía 85 años reconoce que he llegado hasta aquí “el Señor me ha mantenido con vida” (14:10). Caleb no pensaba que era un hombre con suerte, o que su valentía y audacia le habían preservado la vida. Reconocía con gratitud que estaba vivo hoy porque Dios le había sostenido con vida.

 

3.    Caleb era un hombre de empresa. A sus 85 años viene delante de Josué para demandar lo que había sido su sueño por más de 40 años: poseer las montañas de Hebrón. Cada día recordaba que había recibido una promesa: ¡su montaña! Pero antes había una misión que cumplir: ¡conquistar la tierra donde vivirían las doce tribus de Israel! Ahora que la misión había concluido, faltaba su propio sueño. Así este hombre de empresa hace suya la promesa y toma la oportunidad de su vida.

 

4.    Caleb era un hombre que confiaba en la gracia del Señor. Con todo su corazón dice: “Así que dame la zona montañosa que el Señor me prometió.  Pero si el Señor está conmigo, yo los expulsaré de la tierra, tal como el Señor dijo.” (v. 12). Caleb había peleado muchas batallas, había estado con el pueblo en tiempos difíciles, había ayudado a entrar a todos los que salieron con él de Egipto; se había hecho hombre al lado de Moisés y de Josué, ahora era el momento de dar un paso al frente, de confiar plenamente en la gracia del Señor y de conquistar su propia montaña.

 

 

 II.        Cómo era la montaña que Caleb deseaba conquistar.

 

1.   Caleb deseaba conquistar la tierra de gigantes. Hebrón, antes que Caleb la conquistara se llamaba Quiriat-arba que significa “la ciudad de Arba”. Arba había sido el hombre más grande de los anaquitas. Tanto él como toda su parentela eran los hombres más grandes y fuertes de toda la tierra.

 

2.   Caleb deseaba poseer una heredad.

 

(1) Tenemos que hacer una distinción entre dos palabras: Una es la palabra “heredad”. Algo que se recibe como regalo. La herencia que un hijo recibe es un regalo de amor que sus padres le entregan o legan. Otra es la palabra “posesión” algo por lo cual una persona lucha, se esfuerza y se desgasta por obtener.

 

 

(2) Moisés le había dicho a Caleb que Hebrón sería su heredad. Es decir, algo que se le daba como regalo. Sin embargo, en este momento Caleb tenía que luchar por poseer aquella tierra.

(3) Aquí hay una maravillosa lección: Dios da en herencia todos sus dones y poder, pero espera que nosotros hagamos algo para poseerlos, para conquistarlos y hacerlos nuestros. Están al alcance de nuestra mano, pero tenemos que estirar la mano para tomarlos.

 

 

3.   Caleb deseaba conquistar una montaña que sirviera como castillo fuerte de protección y amor.

 

(1) La Biblia nos cuenta que Hebrón llegó a ser “una ciudad levítica”. Eso quiere decir que fue una ciudad donde se dio cuidado, protección y amor a los levitas quienes eran los que servían delante de Dios y ministraban al pueblo en Israel.

 

Josué 21:11-13 Nueva Traducción Viviente (NTV) 11 Recibieron Quiriat-arba (también llamada Hebrón), en la zona montañosa de Judá, junto con los pastizales que la rodeaban. (Arba era un antepasado de Anac). 12 Pero los campos abiertos en las afueras de la ciudad y de las aldeas vecinas se le dieron como posesión a Caleb, hijo de Jefone. 13 Las siguientes ciudades con sus pastizales se les entregaron a los descendientes del sacerdote Aarón: Hebrón (una ciudad de refugio para los que mataban a otra persona por accidente), Libna,

 

(2) La Biblia nos cuenta que Hebrón llegó a ser “una ciudad de refugio”. Cuando una persona había matado a otra, sin ser culpable o sin intención de hacerlo, podía ir a Hebrón y estar en esa ciudad hasta que se le hiciera un juicio justo y completo para probar su inocencia.

 

Josué 20:1-7 Nueva Traducción Viviente (NTV) 20 El Señor le dijo a Josué: 2 Ahora diles a los israelitas que designen ciudades de refugio, tal como le indiqué a Moisés. 3 Cualquier persona que mate a otra por accidente y sin intención podrá huir a una de esas ciudades; serán lugares para refugiarse de parientes que busquen venganza por la muerte de un familiar. 4 Al llegar a una de esas ciudades, el que causó la muerte se presentará ante los ancianos en la puerta de la ciudad y les expondrá su caso. Ellos deberán permitirle la entrada a la ciudad y darle un lugar para vivir entre sus habitantes. 5 Si los parientes de la víctima llegan para vengar la muerte, los líderes no les entregarán al acusado. Pues el acusado mató al otro sin intención y sin enemistad previa. 6 Pero tendrá que quedarse en esa ciudad y ser juzgado por la asamblea local, la cual dará el veredicto. Y seguirá viviendo allí hasta que muera el sumo sacerdote que estaba ejerciendo su cargo cuando ocurrió el accidente. Solo entonces será libre para regresar a su hogar en la ciudad de donde huyó. 7 Entonces se designaron las siguientes ciudades de refugio: Cedes de Galilea, en la zona montañosa de Neftalí; Siquem, en la zona montañosa de Efraín; y Quiriat-arba (también llamada Hebrón), en la zona montañosa de Judá.

 

(3) La Biblia nos cuenta que Hebrón fue la ciudad donde se ungió al rey David y la ciudad desde la cual reinó los primeros siete años.

 

2 Samuel 2:11 Nueva Traducción Viviente (NTV) 11 David hizo de Hebrón su ciudad capital y gobernó como rey de Judá siete años y medio.

 

(4) La Biblia nos cuenta que en Hebrón está la cueva hoy día llamada la Mezquita de Macpela. En ese cementerio fueron sepultados Abraham, Sara, José, y todos los padres de la nación hebrea. Hoy día tanto los árabes como los judíos se reúnen en ese cementerio pues ambas razas trazan su origen de esos patriarcas.

 

Conclusión, aplicación e invitación:

1.    Caleb por ser un hombre íntegro delante del Señor llegó a ser un hombre grandemente bendecido.

2.    Caleb tuvo el valor, la audacia a sus 85 años de pedir la oportunidad de poseer la heredad que Dios le había ofrecido.

3.    Hoy nosotros podemos reclamar la victoria de nuestro Dios sobre los gigantes y las dificultades que nos rodean. Creamos que Dios nos dará la victoria. Recordemos las palabras de Jesús en:

 

Mateo 9:28-29 Nueva Traducción Viviente (NTV) 28 Entraron directamente a la casa donde Jesús se hospedaba, y él les preguntó: ¿Creen que puedo darles la vista? Sí, Señor le dijeron, lo creemos. 29 Entonces él les tocó los ojos y dijo: Debido a su fe, así se hará.

 

También hagamos nuestras las palabras de Pablo:

Filipenses 4:13 Nueva Traducción Viviente (NTV) 13 Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.

 

 

Números 6:22-26 Nueva Traducción Viviente (NTV) 22 Entonces el Señor le dijo a Moisés: 23 Diles a Aarón y a sus hijos que bendigan al pueblo de Israel con la siguiente bendición especial: 24 “Que el Señor te bendiga y te proteja. 25 Que el Señor sonría sobre ti y sea compasivo contigo. 26 Que el Señor te muestre su favor y te dé su paz”.